LA NUTRICIÓN ORTOMOLECULAR
La Nutrición Ortomolecular se basa en el convencimiento de que sí al organismo se le proporcionan los nutrientes necesarios para su correcto funcionamiento, muchos de los trastornos orgánicos más comunes no se manifestarían.
El Dr. Abraham Hoffer fue de los primeros médicos que comenzó a aplicar los principios de la Terapia Ortomolecular. Como psiquiatra que además poseía un doctorado en química orgánica, el Dr. Hoffer en los años 50 aportó una perspectiva sin igual de la enfermedad mental. Hoffer descubrió en la orina de esquizofrénicos una serie de compuestos únicos resultantes de la oxidación de la adrenalina. Asimismo, descubrió que dichas sustancias producían toxicidad en el sistema nervioso. Encontró que dosis aumentadas de las comunes vitaminas B, niacina y piridoxina, podían tratar estas condiciones en algunos pacientes esquizofrénicos.

|
Desde tiempos ancestrales se han utilizado los alimentos para curar determinadas enfermedades, donde actualmente sabemos existían factores carenciales (hígado para tratar la ceguera nocturna -carencia de vitamina A- por los egipcios- Papiro de Eberts 1550-1570 a.C.; o el tratamiento del escorbuto -carencia de vitamina C- con extractos de agujas de pino- indios americanos- o con zumos de cítricos -viajes navales en el siglo XVII-.
|
Para finales del siglo XIX se creía que los alimentos únicamente se componían de proteínas, grasas, hidratos de carbono y calorías. Los minerales eran considerados simplemente residuos. Sería Liebeg en 1868 quien se ocuparía de la importancia de las “sales minerales”. Su investigación se centró en los componentes del hueso y en otros elementos como el hierro, que forma parte de las células de la sangre. Prácticamente a la par se empieza a descubrir lo que ahora conocemos como vitaminas.
En 1906, en Inglaterra, Hopkins observó la imposibilidad de mantener animales vivos y sanos cuando se les administraban dietas que llamaban entonces “puras”, esto es, conteniendo únicamente hidratos de carbono, grasas, proteínas y minerales, y determinó que “existen una serie de sustancias que están en los alimentos en cantidades mínimas y que son indispensables para la vida”.
Debido a una serie de afortunadas coincidencias, pocos años más tarde Christian Eijkman logró establecer un modelo animal, el primero en la historia nutriológica, del beriberi en el pollo que pudo curar con arroz integral; aunque su interpretación inicial de un “envenenamiento por su arroz pulido” y de la “existencia de un contraveneno en la cascarilla del grano” fue errónea, su ayudante Gerrit Grijns proporcionó en 1906 la interpretación correcta de los experimentos y el nuevo concepto de deficiencia quedó establecido. Pero fue en 1912 el bioquímico Casimir Funk el encargado de averiguar su estructura química: era una amina, y como resultaba esencial para la vida acuño el término “vit-amina”.
El término ortomolecular proviene del griego orthós, derecho, recto, correcto, y del adjetivo molecular, perteneciente a las moléculas o concernientes a ellas, que deriva de la palabra latina molécula, diminutivo de moles, corpulencia o bulto grande.
La terapia ortomolecular busca conservar una salud óptima y tratar las enfermedades variando las concentraciones de las sustancias que están normalmente presentes en el organismo y que son necesarias para mantener una buena salud.
A continuación, una breve referencia a los principales pioneros en el estudio y aplicación de la medicina ortomolecular. Linus Pauling, Abrahan Hoffer, Richard A. Passwater, Michael Janson, Richard Firshein..., en Estados Unidos, y Catherine Kousmine, Alain Bondil, André Denjean, Philippe-Gastón Besson, Luc Moudon, J. Fradrin, Jean Seignalet, Claude Lagarde..., en Europa, todos ellos y muchos otros, excelentes profesionales, han promulgado la terapéutica nutricional como herramienta indispensable para recuperar y mantener una buena salud. Los primeros, frecuentemente encuadrados en la llamada nutrición ortomolecular, y los segundos, relacionados habitualmente con la nutriterapia o la nutrición celular activa. Los métodos y recomendaciones de unos y otros se han expuesto en infinidad de libros, conferencias y congresos.
Linus C. Pauling. El doctor Linus C. Pauling nació en 1901 en Pórtland, en el estado de Oregón (Estados Unidos). Destacó por haber sido laureado dos veces con el premio Nobel, en 1954 con el de química y en 1962 con el de la paz. Activo pacifista y militante antinuclear que participó en decenas de campañas, presentó ante las Naciones Unidas una petición, firmada por más de 11.000 científicos de todo el mundo, en contra de las pruebas con armas nucleares.
Recibió el premio Nobel de química por sus investigaciones sobre la estructura de las moléculas y la importancia de las proteínas y los anticuerpos. Fue catedrático en el Instituto de Tecnología de California y en la Universidad de Stanford.
|

|
Los presidentes Harry Truman y Gerarld Ford le concedieron la Medalla Presidencial del Mérito y la Medalla Nacional de las Ciencias, respectivamente. Se le atribuye haber acuñado el término ortomolecular cuando por primera vez lo utilizó en el artículo “Psiquiatría ortomolecular”. En 1949, Pauling y sus colaboradores publicaron un artículo en Science que anunciaba el descubrimiento del origen de la anemia de células falciformes, la primera enfermedad que se describió como enfermedad molecular, debida a una anormalidad en la molécula de la hemoglobina, transmitida genéticamente. Dicho artículo demostraba que mutaciones genéticas únicas podían contribuir a la aparición de desórdenes que alteraban sistemas orgánicos y producían síntomas múltiples. Debido al origen molecular de las enfermedades, se podrían encontrar vías para modificar la expresión y la función de estos genes para prevenir el desarrollo de la enfermedad.
A finales de los años cincuenta, Pauling había aumentado su interés por las enzimas en la función cerebral y, gracias a la financiación de la fundación Ford, empezó a explorar las bases bioquímicas y moleculares de la enfermedad mental. Investigó los cambios en la función cerebral que preceden a la clara manifestación de las enfermedades carenciales por falta de alguna vitamina B (pelagra, anemia perniciosa y beriberi) y posteriormente tuvo conocimiento del trabajo de los psiquiatras Abraham Hoffer y Humphry Osmond, que tenían éxito tratando esquizofrénicos con niacina, la vitamina B que previene la pelagra, y vitamina C. Pauling definió la psiquiatría ortomolecular como “el tratamiento de las enfermedades mediante el suministro del medio ambiente molecular óptimo para la mente, especialmente la concentración óptima de sustancias normalmente presentes en el organismo”. Posteriormente, amplió esta definición para incluir la medicina ortomolecular, que consideró como “la preservación de una buena salud y el tratamiento de las enfermedades mediante la variación de concentraciones en el organismo humano de las sustancias que normalmente están presentes en él”. En ocasiones, añadía a esta definición: “y son necesarias para la salud”, y anotaba: “el adjetivo ortomolecular es utilizado para expresar la idea de las moléculas correctas en la cantidad correcta”.
Este bioquímico estadounidense se mostró especialmente fascinado por la vitamina C y reconoció que su ingesta y, consecuentemente, su concentración en el organismo influenciaba significativamente sobre la salud y la enfermedad.
Por otra parte, no se debe olvidar, ni siquiera por parte de los estamentos médicos más ortodoxos, que el concepto pionero de “medicina de las moléculas”, definido y desarrollado inicialmente por Pauling, aportó también las bases de lo que posteriormente llegaría a ser la investigación del genoma humano y que especialidades médicas como la hematología, la serología, la inmunología y la genética aplicada deben mucho a sus contribuciones.
Los trabajos de Pauling, igual que los de la doctora Kousmine, han dejado una impronta profunda en miles de profesionales de la salud, que estamos convencidos de que el aporte nutricional complementario es fundamental, tanto para mantener un estado óptimo de salud como para prevenir de manera activa enfermedades crónicas e incluso mejorar su diagnóstico cuando ya se han instaurado.
Alain Bondil, en el libro El método Kousmine, destaca la perfecta integración de las experiencias de Pauling en la metodología Kousmine: la doctora Kousmine comprendió muy pronto el interés de los trabajos de Pauling. Y aconsejo a sus pacientes graves las megadosis de vitamina C que recomienda Pauling.
Linus Pauling falleció en 1994, en California. El organismo que él creó en 1973, el Instituto de Ciencia y Medicina Linus C. Pauling, en Palo Alto (California), así como varias asociaciones nacionales e internacionales de nutrición ortomolecular, continuará la labor de investigación de este pionero incansable.
El equilibrio o desequilibrio de la alimentación moderna
Es conocido que los pueblos del Mediterráneo tienen una calidad y esperanza de vida, superior a otros, algo que los expertos atribuyen a su alimentación, pobre en grasas animales y rica en frutas, verduras, legumbres y aceite de oliva. Alimentación que proporciona equilibradamente los tres grandes grupos de macronutrientes: glúcidos, lípidos y proteínas a la vez que aporta los llamados micronutrientes: vitaminas, minerales, aminoácidos y ácidos grasos.
Consecuentemente, toda persona que lleva una dieta equilibrada de estas características piensa (por lógica) que ésta les está proporcionando los nutrientes necesarios para mantener una salud óptima. Y, sin embargo, tal creencia está muy lejos de la realidad.
Porque lo cierto es que la proporción actual de vitaminas y minerales en los alimentos, comparada con la de principios de siglo, ha decrecido notablemente a causa de la industrialización y el empobrecimiento del suelo así como por los nuevos hábitos (nada recomendables) de la “comida basura”. Y es que el tratamiento que se le da a los alimentos en las explotaciones agrícolas, sobre todo en cuanto a almacenaje, maduración, cocinado, congelación, etc. hace que se destruya en el proceso y manipulación gran parte su contenido vitamínico y mineral. Y eso sin incluir la frecuente e inadecuada manipulación posterior del alimento en nuestro hogar. A estos problemas cabe añadir además la proliferación de sustancias nocivas para la salud en nuestra civilización. Es el caso de:
· El consumo excesivo de conservantes, aditivos, colorantes, aromatizantes, etc. Además de su toxicidad, sus componentes químicos (en dosis altas) actúan como destructores de los micronutrientes. Es además conocido que algunos conservantes y aditivos pueden tener efectos cancerígenos además de provocar dermatitis, asma, alergias y alteraciones digestivas, etc.
· El azúcar blanco (auténtico “ladrón” de energía, vitaminas del grupo B y minerales como el calcio). Y, por ende, todos los productos azucarados: bollería, pasteles, dulces, caramelos, helados, bebidas azucaradas, etc.
· Las grasas saturadas, los aceites refinados, fritos, grasas trans. Nuestro organismo necesita un cierto tipo de grasa que no podemos fabricar y debemos obtener de la dieta: son los llamados ácidos grasos esenciales. Otros tipos de grasa (como los aceites de girasol, sésamo o lino) cuando son sometidos a la acción del fuego se convierten en elementos altamente tóxicos. Estos aceites de semillas, únicamente se deberían consumir en crudo y cuando se consiguen virgen, sin refinar. Por eso se recomienda el aceite de oliva tanto para cocinar como para consumir en crudo (especialmente recomendado el virgen extra).
· Los cereales refinados y las harinas blanqueadas. También provocan la pérdida de vitaminas y minerales. La harina blanca, por ejemplo, no se puede metabolizar sin las vitaminas y minerales que lo acompañan; de tal manera que, cuando las ingerimos, nuestro organismo se ve obligado a abastecerse de otras fuentes. Actúa, pues, como un ladrón de nutrientes.
· Los lácteos (leche, quesos, yogures y productos elaborados con ellos). Cada día más estudios, los relacionan con una infinidad de trastornos de salud: alergias, rinitis, asmas, diabetes juvenil, eczemas, psoriasis, dermatitis, colón irritable, ovarios poliquísticos, hiperpermeabilidad de colon, y un largo etc. La manipulación del producto, a la medicación sistemática que son sometidas las vacas (antibióticos, hormonas, etc.), sus proteínas, grandes y difíciles de digerir, la lactosa, un azúcar más complejo que genera numerosas reacciones, y sus grasas saturadas, que favorecen procesos inflamatorios, colesterol elevado, trastornos circulatorios, etc.
· Metales pesados, productos químicos tóxicos. Los metales pesados como el: plomo, mercurio, cadmio, arsénico, níquel y aluminio, productos químicos tóxicos como: los disolventes, pesticidas, aditivos alimentarios, etc. están presentes en nuestra alimentación, en productos cosméticos y de higiene personal, como conservantes de medicamentos, en el tabaco, en la contaminación ambiental, etc. Tienden a acumularse en diferentes tejidos dificultando sus funciones normales, roban o bloquean la actividad y biodisponibilidad de diferentes nutrientes, y obligan a un sobreesfuerzo a los órganos de desintoxicación.
Las bases de la nutrición Ortomolecular
La terapia Ortomolecular busca conservar una salud óptima y tratar las enfermedades variando las concentraciones de las sustancias que están normalmente presentes en el organismo y que son necesarias para una buena salud.
Las necesidades nutricionales, serán dadas por las variaciones genéticas, que determinan una actividad enzimática especifica y por lo tanto diferente en cada individuo. Al ser las enzimas proteínas que conducen las reacciones bioquímicas, el nivel de la actividad enzimática en el organismo determina muchas cosas como la producción hormonal, el metabolismo de las grasas, el suministro de energía y la actividad antioxidante. Las vitaminas y los minerales actúan como “cofactores” para la mayoría de las enzimas, lo que significa que son necesarios para que las enzimas puedan trabajar.
Estás necesidades también dependerán además de la edad, de la actividad laboral o deportiva, embarazo, condiciones medioambientales, situaciones en las que estamos sometidos a diferentes factores de estrés, exposiciones a tóxicos, metales pesados, etc. y especialmente en el transcurso de una enfermedad. Antes de que aparezca una enfermedad carencial, la subcarencia o ¨falta de nutrición óptima¨ en ciertos nutrientes esenciales ocasiona alteraciones enzimáticas, provocando una etapa preliminar, donde el metabolismo se encuentra ralentizado, luego una etapa bioquímica, con desórdenes, biológicos, aumento de radicales libres y perturbaciones homeostásicas, seguidamente una etapa fisiológica o subclínica, acompañada de astenia, agotamiento, depresión o alteraciones del sistema nervioso, baja resistencia a la enfermedad, etc., preludio de la que no llegará, en los países industrializados, a ser la última etapa, la clínica, donde se manifiesta la enfermedad carencial.
Conceptos fundamentales
La medicina ortomolecular busca proceder a una regulación óptima del organismo, por lo tanto, la dietoterapia y la suplementación natural aportando en la dosis adecuada nutrientes esenciales y ¨no esenciales¨ como vitaminas, minerales, ácidos grasos, aminoácidos, fibra y fitonutrientes, será una de sus principales herramientas.
La terapia ortomolecular nos enseña a restablecer la salud del enfermo ajustando la dieta y los nutrientes a las necesidades de cada sujeto. Desde la visión de la terapia ortomolecular se considera que las actuales CDR (cantidad diaria recomendada) son suficientes para evitar enfermedades carenciales, pero insuficientes para evitar los desequilibrios enzimáticos y metabólicos que favorecen el deterioro de la salud, y facilitan la aparición de la enfermedad.
Aunque la nutriterapia está considerada como marginal por ciertos médicos, está consiguiendo desarrollarse de manera espectacular en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra y, más recientemente, en España, fruto de sus incontestables éxitos y gracias a presentar una visión de la salud humana y holística, concepto este, fundamental en los orígenes de la medicina, pero tristemente abandonado por la mayoría de los grandes especialistas de la medicina actual, que son excelentes profesionales en su campo, pero desconocen con demasiada frecuencia las interacciones con otros campos de la salud que también condicionan el estado del individuo, tales como la polución medioambiental, la dietética y la psique.